lunes, 27 de septiembre de 2010

Se cierra la cumbre de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Empieza la cuenta atrás.






Ha sido, en general, una Cumbre planteada desde la óptica de los países desarrollados. Se ha hablado de transparencia, eficacia de la ayuda y rendición de cuentas pero sin profundizar en la responsabilidad mutua y compartida entre países donantes y sus socios.

Han sido tres días con escasa participación de sociedad civil, especialmente de los países más empobrecidos. Además, ha habido una falta clara de compromisos calendarizados y vinculantes. Se ha aceptado que los ODM no se alcanzarán de seguir la misma línea de estos diez años pero, al menos, se ha reconocido que aún pueden cumplirse si se realiza un trabajo integrado. La coherencia de políticas para el desarrollo ha sido uno de los ingredientes puestos sobre la mesa para poder avanzar en la dirección correcta. Es decir, promover que cualquier política sectorial con impacto en los países empobrecidos sea coherente con los objetivos del desarrollo.

En lo que a contenido de metas e indicadores concretos se refiere, en general, también se ha avanzado en el discurso pero sin grandes compromisos. En salud, el reto pendiente parece estar en fortalecer los sistemas de salud que cada país elabore y no a crear sistemas en paralelo. En lo relativo a educación, cabe destacar un par de anuncios de inyecciones económicas (750 millones de dólares el Banco Mundial y 5.000 millones del gobierno australiano) y, en cuanto a medio ambiente, se vincula degradación ambiental con pobreza pero se aplaza la toma de decisiones, sobre todo financieras, para la adaptación al cambio climático de los países más vulnerables. La comunidad internacional tendrá oportunidad de retomar el debate en las próximas cumbres de Nagoya (Japón) y Cancún (México).

En definitiva, lo esperado, buenas palabras y pocos compromisos. La sociedad civil cierra con escepticismo esta cumbre aunque intensificará el trabajo en el seguimiento de la agenda post-cumbre que se abre hoy y que se prolongará, al menos, los próximos cinco años. La Declaración final aborda una gran profusión de temas que permitirá sentar las bases necesarias para establecer próximas agendas de trabajo que concretan las propuestas presentadas.

(extracto de la crónica elaborada por la Coordinadora de ONGD de España, presente en la Cumbre)

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